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jueves, 12 de enero de 2012

El año en que los autos se volvieron inteligentes

Hyundai, Toyota o Volkswagen son algunos nombres que cabría esperar en una organización destinada a promover estándares de conectividad en el mundo automovilístico. Tal vez se podrían sumar también, como parte implicada, los fabricantes de sistemas de sonido y video o navegadores GPS, como Alpine o Panasonic. Pero si consulta en detalle la lista de los participantes en el recién fundado Consorcio de Conectividad para Autos, saltan a la vista nombres un tanto singulares: LG, Samsung y Nokia, entre otros. Forman parte del creciente número de empresas de electrónica de consumo e informática que intentan poner un pie en el que se considera el siguiente espacio de nuestra vida cotidiana por digitalizar.
Tras conquistar la oficina y el hogar, estas empresas quieren ahora ponerse al volante, con propuestas más avanzadas que un simple GPS o una radio en el auto que lea música en formato MP3, como han hecho hasta ahora. La idea es hacer del automóvil un vehículo totalmente inteligente, del mismo modo que el teléfono pasó de ser una herramienta de comunicación relativamente simple -sólo voz y mensajes de texto- a un dispositivo avanzado, capaz de hacer muchas cosas de forma simultánea y con una gran cantidad de aplicaciones disponibles.

Con la popularidad de uso de las tablets, también se espera una fácil integración entre dispositivos como el iPad y el tablero de controles del auto. En EE.UU. ya hay varios talleres que ofrecen la instalación de la tablet de Apple como alternativa económica a un centro de medios con acceso a internet inalámbrico, utilizando las conexiones Bluetooth para vincularse a los parlantes del automóvil y acceso a la red vía 3G.
Se espera que este tipo de características, por ahora opcionales, sean un estándar en el futuro y permitan una interacción fluida entre el auto y otro tipo de dispositivos, tal como ocurre dentro de una red inalámbrica casera, con dispositivos como celulares, iPods y notebooks.
Sin conductor
Google también se ha sumado a la tendencia, que en realidad va más allá de las marcas de electrónica de consumo y se ha convertido en uno de los intereses estratégicos de Silicon Valley. El gigante de internet, por ejemplo, está probando una flota de vehículos capaz de desplazarse de forma autónoma y que podría llegar a las carreteras en algún momento de la próxima década, si la gente logra perder el miedo a la idea de un auto conducido en todo momento por un computador. Equipados con una veintena de sensores y cámaras, estos vehículos son capaces de adaptarse a las condiciones del tráfico y maniobrar, frenar o acelerar con más precisión que un conductor humano. En octubre, la compañía anunció que sus autos de prueba ya habían recorrido 1.609 kilómetros sin asistencia humana, en rutas del estado de California.
También hallan el camino óptimo gracias a los datos del tráfico de la zona, actualizados en tiempo real. Aunque el proyecto se anunció en septiembre, Google realizó las primeras demostraciones públicas en marzo de este año. El vehículo, un modelo modificado del Toyota Prius -el primer auto híbrido fabricado en forma masiva-, recorrió a gran velocidad un circuito de obstáculos instalado en lo alto de un edificio de estacionamientos, en Los Angeles. Google ha probado estos vehículos bajo supervisión de un experto en una autopista con alto nivel de tráfico, y cree que todos los elementos para hacer realidad estos autos autónomos ya existen y que sólo hace falta aplicarlos.
Aunque la propuesta de Google es probablemente la más publicitada, no es la única empresa que trabaja para hacer del auto sin conductor una realidad. La U. de Parma (Italia) realizó en 2010 el "Desafío intercontinental autónomo", un desafío para ingenieros alrededor del mundo que trabajan en proyectos de vehículos autónomos. Desde el 26 de julio hasta el 28 de octubre, cuatro autos no tripulados recorrieron 15.000 km desde Parma, Italia, hasta Shanghai, China. El desafío fue un éxito y los automóviles llegaron a destino sin problemas, demostrando la confiabilidad de la tecnología.
Aunque las propuestas de los fabricantes de electrónica de consumo y de automóviles son por ahora menos ambiciosas que las de Google, dejan claro que hay gran interés por convertir al auto en un vehículo inteligente. Ford presentó hace poco en EE.UU. y Europa una nueva versión de su modelo Focus, equipada con alerta de mantenimiento de carril, reconocimiento de señales de tráfico, asistencia de frenado en caso de reducción de la distancia de seguridad y un sistema de asistencia para estacionar. Otras marcas disponen también de algunos de estos elementos en sus vehículos, y algunas compañías también están ofreciendo la manera de incorporarlos a modelos recientes. Son autos capaces de estacionar por sí solos en paralelo o avisar al conductor cuando incumple una de las normas vigentes en el tramo por el que conduce. Algunos ya se atreven incluso con aplicaciones móviles, dando la oportunidad al dueño de un vehículo de controlar el mecanismo de seguridad de las puertas o la apertura de la maletera desde su smartphone, en lugar de tener que usar una llave.
Ford es también, junto con Microsoft, la creadora de otro de los frentes que prometen cambiar la forma de conducir: Sync. Anunciado por primera vez en el Detroit International Auto Show, el sistema se basa en un microcomputador que funciona con una versión especial de Windows, el mismo sistema operativo que funciona en computadores de escritorio y notebooks. Los automóviles con esta tecnología pueden obedecer a comandos de voz para controlar el envío y recepción de llamadas desde el celular o la reproducción de música, ya que ofrecen conectividad con los más populares reproductores portátiles a través de un puerto USB, y a celulares -sin importar la marca- a través de Bluetooth. El sistema lee, además, en voz alta los mensajes de texto entrantes y es capaz de programar y ofrecer respuestas rápidas predefinidas, sin que el conductor tenga que alejar la vista de la carretera. También se conecta a redes sociales, como Facebook y Twitter, utilizando una conexión de banda ancha móvil.
Un estándar universal
Por ahora, muchos de estos avances solo pueden disfrutarse cuando se usa una marca concreta de vehículo y móvil o reproductor. Son frutos de acuerdos puntuales entre fabricantes de autos y telefonía. RIM, la compañía creadora de BlackBerry, tiene uno con BMW, mientras que Apple los ha firmado con Mercedes-Benz, Porsche y Audi para la integración del iPod. Sobrepasar ese obstáculo es en parte lo que propone el Consorcio de Conectividad para Autos, que intenta generalizar un nuevo estándar para que autos y teléfonos celulares se comuniquen de forma más eficiente y con independencia de las marcas elegidas, tal como se logró acordar un tipo de conexión universal para los dispositivos de computadores personales con la creación del conector USB, en 1996.
Hoy se puede hablar de un estándar hasta cierto punto: la mayoría de los fabricantes recurre al Bluetooth o a una conexión por cable para integrar el celular o el reproductor MP3 en el automóvil. Este tipo de soluciones es versátil y ameniza los desplazamientos, pero su uso está limitado por la velocidad y el tipo de datos que se pueden enviar. La idea de los fabricantes es abrir el mundo de las aplicaciones y la conexión permanente a través de redes de banda ancha móvil a los vehículos, multiplicando el número de usos. A la empresa francesa Parrot -pionera en integrar el sistema de manos libres a la radio del automóvil- se la podría tomar como representante de este nuevo movimiento. Acaba de actualizar el catálogo con su última creación: Asteroid, un módulo con sistema operativo Android que reconoce la voz del usuario, permitiéndole elegir canciones o modos de reproducción sin soltar las manos del volante.

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